Bueno acá estoy, vengo a compartir mis experiencias como viajero por el mundo. Podría decir que soy periodista, un intento de escritor o un fotógrafo aficionado, pero la verdad es que sólo son rótulos, no creo en la posibilidad de encasillarse. Algunos días puedo ser el mejor entrevistador, lograr grandes fotos y dejar volar mi pluma con clase. Pero otros la inspiración parece esfumarse. Resultado: relatos para el olvido, fotos sin gracia y hojas en blanco que no logran llenarse. Antes que nada soy un apasionado en todo lo que hago. Tengo una manera de vivir y la seguridad en no dar ni un paso atrás al respecto. Quiero darle sentido a mis días y sentirme feliz la mayoría de los momentos. Porque a mi entender la felicidad es eso, momentos. Es difícil imaginarla como un estado permanente. Todos recibimos sorpresas desagradables que no deben condicionar ni desviar el rumbo hacia la conversión de los sueños, por más dedicación y perseverancia que se requiera. No puedo negar que aquí intentaré reunir varias de mis pasiones: viajar, escribir y fotografiar (nada que ver con comer, rezar y amar). Definitivamente no nací para quedarme sentado en una oficina cumpliendo la jornada laboral y no concibo otra posibilidad en la que se me vaya la vida que andando.
Hasta ahora pude conocer veinticuatro países de los continentes de América, África y Europa (en algunos sólo estuve unas pocas horas, en otros semanas). Este número es por completo irrelevante, la importancia recae en el aprendizaje que me dejaron los kilómetros recorridos, las personas conocidas y las experiencias vividas. Trataré de emplear en mis relatos las palabras que mejor expresen o representen esos momentos, con el fin de transmitir sensaciones puras y lograr un viaje imaginario en los lectores. Mi objetivo es poder despertar algo en quien me lea. Sonará trillado o cursi, pero soy optimista y me alineo en la teoría de «ser el cambio que queremos ver». Empieza en uno, ahora, y convertir las pasiones en profesiones es el propósito para lograr la plenitud. También podrá resultar demasiado autorreferencial, pero la verdadera y única intención de este blog es la de dar entidad a otras culturas y sociedades. Costará encontrar la manera original de hacerlo, no cayendo en lugares comunes, más aún al no considerarme un talentoso en el arte de las palabras, pero lo intentaré con gusto.

Positano, Italia.
El caso es que me surgió la necesidad de hacer catarsis, compartir y dar un orden a mis ideas y a viejos textos que quedaron perdidos. Esto marca una nueva etapa en mi vida, en la cual ya no tengo dudas en intentar vivir de aquello que amo, en no esperar las oportunidades, sino generarlas. Los incentivos de este despertar son muchos: la lectura de otros blogs y libros de viajeros, las charlas, el estudio, pero principalmente los viajes (y el tiempo necesario para poder digerirlos). Recién a los varios meses de regresar del último de ellos empecé a tener las cosas más claras; al principio fue incertidumbre, pánico, sensación de estar perdido y no encontrar el rumbo, pero luego me di cuenta de lo que realmente quería.
La melancolía me visita seguido y la memoria es una de mis características, hasta el punto de visualizar minuciosos detalles que me convierten en un obsesivo (pese a no aparentarlo). Recuerdo situaciones, personas, aromas, sonidos, colores. Pero lógicamente con el inevitable paso de los días también pierdo noción del tiempo y espacio pasados. A veces en sueños o pensamientos (por momentos me cuesta diferenciarlos, los confundo) olvido un lugar donde estuve. Sí logro transportarme al paisaje, pero tardo en recordar en qué ciudad me encontraba y hasta a veces en qué país. Esto me pone mal, no puedo tolerarlo y siento la urgente necesidad de ponerle fin a esa duda. Es ahí cuando recurro a mi enorme archivo fotográfico y recorro de nuevo los lugares, incentivando mi mente para que los recuerdos comiencen a florecer, hasta que doy en la tecla. Ese momento es único y un cosquilleo recorre mi cuerpo, pero la secuela principal de este proceso erosiona directa y crudamente en las terribles ganas de viajar nuevamente. El hecho de tener experiencias viajeras tan profundas repercute en las emociones, el espíritu y la existencia. Montones de preguntas comienzan a revolotear. ¿A dónde pertenezco?, ¿puedo estar demasiado tiempo en un sitio? Si lo hago, ¿estoy perdiendo el tiempo? Pero en realidad son por escándalo más las certezas que las dudas: ver a las personas como iguales independientemente de su procedencia, religión o etnia y comprender el mundo como uno solo, unificarlo, no concebirlo trazado de fronteras. También es cierto lo que suele decirse que uno aprende más de su lugar estando fuera del mismo, viéndolo desde otra perspectiva, al tiempo que se valora más a la gente querida.

Salzburgo, Austria.
Mis primeros viajes fueron las típicas vacaciones de familia en lapsos cortos: el norte de Brasil, después México, España e Italia y alguna visita al sur de Chile, más allá de poder conocer diferentes puntos de la Argentina. Mi pasión por recorrer lugares deriva en gran parte de la influencia de la ciudad en la cual me crié, Bariloche, que con su energía tan especial fue amoldando mi personalidad e intereses. Semejante belleza natural despertó mis sentidos desde chico e incentivó las ganas y hasta la necesidad de ir más allá. Mis primeras aventuras fueron por la zona, en el Parque Nacional Nahuel Huapi, donde mayormente realicé travesías hacia refugios de montaña y traté de recorrer cual sendero se presentase. La profunda emoción que me invadía al arribar a la cima de una montaña con vistas de ensueño me hizo saber que era esa la sensación que quería formara parte primordial en mis días. Pensaba ir a buscarla.
En el 2005 y con 18 años recién cumplidos me fui a vivir sólo y a estudiar periodismo a Buenos Aires, siempre con el apoyo incondicional de mi familia. El primer viaje que me marcó sucedió el verano siguiente. Nos fuimos con unos amigos a recorrer parte de la Patagonia, estilo mochileros y con la carpa a cuestas. Fueron cerca de tres semanas en las cuales tomé real conciencia de la belleza superlativa que posee la Argentina. Luego y ya en pareja recorrí otros tantos lugares de mi país y un poco de México, Chile y Uruguay. También llegaron las visitas a Bolivia y Perú (previo paso por el norte argentino) y más adelante Brasil sería el destino elegido.
Hasta entonces mis viajes no duraban más de un mes. Iba y volvía a seguir con mis estudios y trabajos en la Capital, sin dejar de lado las visitas a Bariloche, Las Grutas y ciudades cercanas. Así pasaron los años, al lado de Silvina, una compañera de oro que disfrutaba tanto como yo de estas experiencias. El día que defendí la tesis terminé mi segunda carrera y pude quitarme una pesada mochila de encima (vaya moraleja, me saqué una mochila para poder ponerme otra). Me sentí libre y no dudé en tomar una decisión que hace tiempo venía postergando: viajar por el mundo sin límites de tiempo. Dejé todo, me desligue de cualquier “responsabilidad” en la ciudad y me fui, sólo con mi mochila. Vale aclarar que el hecho de contar con la ciudadanía italiana facilitó mucho las cosas. Llegué a Madrid y allí empezaría la etapa más hermosa que me tocó vivir, con momentos únicos y otros no tanto. En un principio no tenía claro si establecerme en un sitio por un tiempo o si ir viajando como pudiese de manera constante. Cuando recorrí la Andalucía española mis dudas se disiparon: sería un pasajero en transito. Ya habían pasado un par de meses que fueron difíciles emocionalmente, pero logré adaptarme y continuar. Siguió una travesía de tres semanas por Marruecos y después Portugal. Sin darme cuenta llegué a estar en diecisiete países y al cabo de nueve meses por distintos motivos decidí regresar, empachado de nuevos conocimientos y con una mirada mucho más completa de las cuestiones de la vida. Durante todo ese lapso sólo escribí algunos textos esporádicamente, más que nada me dediqué a recorrer y vivir experiencias al máximo, siempre capturando imágenes con mi cámara. Ya pasó más de un año de mi regreso a Buenos Aires y la necesidad de compartir momentos vividos se hizo insostenible.
En la actualidad me dedico a escribir para un par de portales online sobre deportes y cuando puedo lo hago en alguna revista de viajes, al tiempo que en menor medida me desempeño en un trabajo ajeno a la escritura y el periodismo. Además empecé la carrera de fotografía, otra de mis pasiones y el complemento ideal para mi profesión. Por lo pronto los viajes seguirán: el próximo destino para el verano es Ecuador. Más adelante no tengo la certeza de qué sucederá. No puedo garantizar si terminaré la carrera y pienso en volver a hacer un gran viaje y en vivir en el exterior, pero esta vez documentar mis experiencias en tiempo real.
En cierta forma el blog hace su aparición con delay, pero no me arrepiento. De a poco iré nutriendo este espacio con relatos, crónicas y reflexiones para darle forma, a su vez que en un futuro sueño con escribir uno o varios libros alusivos. Los invito a relajarse e ir andando, siempre andando.

Desierto del Sahara, Marruecos.
debo de felicitarte, me alegra lo que estas haciendo, me encanta como escribis!!, esto me toca y logro conectar, con vos, con tus viajes y experiencias, y a la vez conmigo, mis viajes y todo lo que ellos me dejaron , y me seguiran dejando, … te quiero un monton , y feliz me hace que ya estes en camino!..ese camino tan lindo que es encontrar hacer lo que a uno le hace bien .y pese a todo , lo que fuera , trabas , obstaculos, contras..seguir!!..siempre adelante , hacia donde solo vos sabes que tenes que ir, sin dar explicaciones a nadie mas que a vos…! pato
me falto decirte algo muy importante…que la curiosidad sea mas fuerte que el miedo!!!!!…me llego..vos sabes que estoy organizando un viaje a la india, lo cual , por las noches me genera un monton de miedos….pero mi fe, y el confiar en el proceso de la vida, me ayudan a relajarme y pensar que nada malo sucedera y que pase lo que pase, podre aguantar..dios no manda nada que uno no pueda manejar!!!..gracias por esta pagina y la posibilidad de conocer y de poder expresar y comentar !..pato
Diego… te deseo toda la suerte del mundo en tu caminar. Has iniciado el sendero del viajero, del inconformismo…
Yo tampoco quise seguir toda mi vida en una silla de oficina y hace ya tiempo me lancé a cumplir mis sueños. Y con pasión y constancia, sin renunciar jamás a ellos, se terminan logrando. Mucha suerte en tu nueva andadura, que te traerá muchas satisfacciones.
Un fuerte abrazo,
Sele
Muchas gracias por tus palabras, la gente como vos me sirve de inspiración, un gran abrazo! Diego.
Diegui ya te lo dije el otro día pero quiero que sepas que sos un gran «transmisor» de sensaciones! Tus palabras no sólo me emocionan sino que también hacen que me conecte con mis experiencias y sentimientos… yo tampoco quiero sonar cursi pero es así.
Comparto, sobre todas las cosas, tu visión de la felicidad y la practico a diario… disfruto a pleno de los «momentos» y me ayuda como a vos haber entendido que «convertir las pasiones en profesiones» en fundamental para lograr la plenitud. Comparto además el haber vivido una hermosa experiencia conociendo otros lugares y seguido me visita la melancolía así que aguardo ansiosa tu próxima publicación!
Te quiero más que mucho! Seguí andando!
Felicitaciones Diegui!! Qué bueno qué siempre sigas tus sueños! Y sabés que para la vuelta y para siempre acá estamos!!!Te queremos mucho!!!
Te felicito Diego, me encanto leer tus maravillosos viajes, se que lo seguirás haciendo y vivirás muchas mas experiencias….toda la suerte…!!!!
Muchas gracias a todos!
Hola Dieguito! Una pequeñita rubia me pasó la data sobre esta nueva creación! 😉 Es un gusto enorme poder leer sobre tus experiencias y disfrutar de distintos lugares del mundo desde la ‘comodidad’ de la compu, aunque nada se compara con ver las cosas en vivo y en directo (ahora puedo decirlo por experiencia propia, jaja) Por ende, podría tomarlo como una antesala de lo que en algún momento, tal vez, pueda ver con mis propios ojos… 🙂
Te deseo muy buenas vibras para todo lo que viene, ya sea en forma de viajes, fotos o palabras!!!
Abrazo!
Gracias por la buena onda Mari, un gran abrazo para vos!