Es 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Es momento de un pequeño homenaje a cada una de ellas. Es tiempo de valorarlas, respetarlas y admirarlas como se lo merecen por tantos años de lucha. Es hora de terminar con el machismo y la cosificación. Pero no sólo hoy, sino todos los días.

Tigua, Ecuador.
Hay muchos tipos de mujeres, condicionadas por su historia personal, contexto social y etnia en la que despertaron. Amoldan sus aptitudes según lo que les tocó: hacen trabajos de fuerza que deberían realizar los hombres, crían a sus hijos como leonas y se cubren el rostro rendidas ante un sistema desigual e injusto increíblemente todavía vigente en varios países, pero también van en contra de ciertos mandatos sociales, son valientes, se ganan el derecho al voto, aman, son líderes políticos y gerentes de empresas. Se debe tomar conciencia del maltrato físico y psicológico que aún padecen miles de mujeres. Es necesario promover la igualdad de derechos. Ni más ni menos que nadie.

Isla del Sol, Bolivia.
Me declaro un admirador de las mujeres. Entiendo que conforman un mundo maravilloso. Tienen un sexto sentido, son sensibles y guerreras por naturaleza. Las mujeres de mi vida siempre me marcaron el camino y enseñaron a ser mejor persona. De hecho lo siguen haciendo. Me crié con tres hermanas mayores y desde chico creo haber adquirido ciertas características bien propias de ellas, lo que me facilitó las cosas. Mi madre siempre me enseñó desde el ejemplo y dio libertad para hacer mi propio camino sin presiones absurdas, algo a lo que le estaré agradecido de por vida.
En mi país Argentina es recurrente con una frecuencia alarmante la noción de objeto sobre la mujer. Se la juzga más por sus atributos físicos que por su palabra o ideología. Son colocadas como piezas decorativas en programas de televisión. Reciben “piropos” por la calle y miradas alevosas en los medios de transporte. No pueden hablar de fútbol “porque son mujeres”. Así se vive en el día a día, hoy, siglo XXI. Esto me indigna, pero más aún la naturalización del hecho.

Tánger, Marruecos.
Vi tantas mujeres en mis viajes. Las latinas son admirables y muchas se ganan la vida cargando niños en sus dolidas espaldas, cosechan las tierras o tejen telares. En Europa las hay más atrevidas, recorren los países en soledad como si nada, no temen. En Marruecos aún son víctimas de un flagelo egoísta y milenario. Pero bien, cada mujer es diferente. Su crecimiento en la historia es sostenido y debe seguir así.

Isla de los Uros, Puno, Perú.
Alguna vez el filósofo alemán Johan Gottfried Herder, un subversivo para su época, dijo que “no hay cosa que demuestre mejor el carácter de un hombre o de un pueblo, que la manera como tratan a las mujeres”. No podría estar más de acuerdo. Por eso nada mejor que distinguirlas en su día con una recorrida fotográfica propia. Cada imagen es mucho más que eso, encierra una historia y representa al género. Los invito a conocerlas.

Cuenca, Ecuador.

Cerca de Essaouira, Marruecos.

Isla del Sol, Bolivia.

Tigua, Ecuador.

Cerca de Copacabana, Bolivia.

Ruinas de Ingapirca, Ecuador.

Tigua, Ecuador.
bello!!..se me ha puesto la piel de gallina..gracias!
Gracias a vos por ser MUJER!